¿Cuántas veces habremos escuchado esa frase que dice “al cliente lo que pida”?
Todos aquellos que de una u otra forma, para desempeñar su trabajo, tienen que tener contacto con un cliente, seguramente estarán muy familiarizados con este concepto. Desde que iniciamos nuestras carreras profesionales, incluso para muchos desde antes, nos enseñan a no decir que no se puede. El entrenamiento que nos dan, las lecciones diarias que obtenemos en nuestro trabajo, nos han grabado en nuestra mente ese decir que va: “No me digas que no se puede. Dime como sí se puede”.
La pregunta entonces es: Si somos capaces de hacer todo esto para otros ¿por qué no podemos hacerlo para nosotros mismos?
¿Por qué nos empeñamos en ponernos límites y pensamos que lo que nosotros queremos no se puede? Nos decimos: ahora no puedo comprar mi coche, no puedo tomarme unas vacaciones, no puedo hacer tiempo para hacer ejercicio, cómo siempre como en la calle, no puedo comer sanamente, no puedo dedicarme a lo que me gusta hacer, no tengo tiempo para mi, no me dejan, no me alcanza, no puedo, no puedo, no puedo…
Mi respuesta es: entonces comencemos a vernos a nosotros mismos como si fuéramos nuestros clientes para que así sí podamos hacer que todas estas cosas sucedan.
Vaya ¿Por qué no poner a trabajar las cosas a nuestro favor y permitirnos saber que sí podemos tener, sí podemos hacer, sí podemos lograr todo lo que queremos?
Les aseguro que todas esas personas a quienes consideramos afortunados y exitosos lo hacen así. Saben, piensan y creen con absoluta fe que sí pueden hacer, tener y lograr todo lo que quieren. Saben que se lo merecen y lo agradecen con sinceridad.
Es muy simple en realidad. Todo lo que hay que hacer es definir que es lo que queremos, visualizarlo, pensarlo claramente y pedirlo con la seguridad que la vida nos lo dará.
¿Suena simplista? No lo es. Stephen Covey lo explica muy bien cuando dice: “Todo en nuestra vida es creado dos veces. Primero cuando lo pensamos y después cuando físicamente es manifestado”.
Así que pensemos bien las cosas que queremos.
Pero si esta explicación no les fuese suficiente, entonces les recomiendo estudiar más sobre “La ley de la atracción”.
Esta ley universal establece que, de acuerdo a las palabras de Bob Proctor (filósosfo, escritor y coach personal): “Todo lo que llega a tu vida es porque tú lo has atraído. Y los has atraído por las imágenes que tienes en tu mente. Es lo que piensas. Todo lo que piensas lo atraes”.
Ahora probablemente estén pensando algo así como “aja! Seguro… yo pido y nada más…y después sigo adelante en mi día como si nada y lo que pido me llegará…aja como no!”…
Pero no, en efecto pedirlo y pensarlo no basta. Definitivamente sí hay que hacer algo para que aquello que queremos llegue a nuestra vida. Y ese algo es creer que sí lo merecemos y comenzar a vivir como sí ya lo tuviéramos, como si tuviéramos el auto que queremos, o la casa de nuestros sueños.
Hacerlo es poner las cosas en orden para que lo que hemos creado en nuestra mente tenga lugar en nuestra vida.
Es decir, ¿como vamos a tener la casa de nuestros sueños si siempre estamos concentrándonos en quejarnos sobre la que actualmente tenemos?
Nuestras acciones tienen que ser congruentes con nuestros pensamientos y nuestros deseos.
Pingback: ¿Cómo medir el éxito de tu marca personal? | Vuelo Digital | Mercadotecnia Digital