De carreras…

Existen, desde mi punto de vista, tres maneras de desarrollar una carrera profesional.
Ninguna es necesariamente mejor que las otras dos, simplemente cada una responde a las necesidades, principios, valores e intereses que cada quien pueda tener, al resultado final que, al llegar a la “meta” se quiera lograr y al precio que se esté dispuesto a pagar.

Por un lado están las carreras de velocidad. Es el tipo de carrera en la que el profesional está enfocado en obtener un ascenso meteórico y llegar al puesto más alto lo más rápido posible. Seguramente han conocido a más de una persona que son corredores de velocidad. Los identificas fácilmente pues tienen características muy claras.
Típicamente son arrogantes con sus compañeros, condescendientes y abusivos con sus equipos de reporte directo y corteses y subordinados con sus jefes directos e indirectos.
Son inteligentes y tienen un enfoque digno de una mirilla de rayo laser. Se ponen una meta para cada trimestre y hacen hasta lo imposible por lograrla. Normalmente tienen a un mentor o mejor dicho padrino dentro de la organización y hacen lo que este les indique. Si les dice que tienen que viajar 29 días del mes o que se tienen que ir a vivir al otro lado del mundo para seguir con su trabajo, lo hacen sin pensarlo dos veces, no importando el precio que paguen ellos o sus familias. Normalmente son muy productivos para la empresa en la que trabajan y entienden y defienden el estatus quo de la organización pues saben como aprovecharlo en su carrera de velocidad. Dan buenos resultados al negocio… hasta que se queman, físicamente por todo el desgaste que se generan o figurativamente al cometer algún error grave, producto de su misma ambición.

Por el otro lado, está la carrera de resistencia. Sin pena ni gloria pasan los días quienes prefieren hacer este tipo de carrera en que día a día, de lunes a viernes, se presentan en punto de las 9 de la mañana y están ahí cumpliendo fielmente con sus tareas, entre salidas a fumar, paradas a la cafetera, paseos por la tiendita de la esquina y demás pretextos para ocupar su tiempo hasta las 6 de la tarde, aunque algunos prefieren hacerse ver ocupados hasta las 8 de la noche. Dominan el arte de parecer ocupados todo el tiempo y saben en que momento deben agachar la cabeza. Quienes hacen una carrera de resistencia, no están interesados en reconocimientos especiales ni en destacar. Buscan más bien tranquilidad y estabilidad. No se quieren meter en problemas y prefieren “llevar la fiesta en paz” con todos. Son difíciles de identificar al principio pues, buscando esta tranquilidad, tratan de agradarle a todos y se esfuerzan frecuentemente por hacer un buen trabajo, siempre hasta el limite de lo indispensablemente necesario para no poner en juego su estabilidad y seguridad. Cosa que los hace también muy productivos para la empresa.
Pasado el tiempo, los identificas porque después de tantos años en la misma organización, su lealtad es premiada con una que otra promoción, que los va llevando, al paso de los años a llegar a una posición a la que jamás esperaron llegar.

El tercer tipo de carrera, no lo es en realidad, pues quienes toman este camino, más que en desarrollar una carrera están enfocados en crear una forma de vivir. Saben lo que quieren y qué tienen que hacer para lograrlo; y entienden que cada trabajo que toman representa un paso más dentro de su plan. Entienden el precio que hay que pagar, aunque, más frecuente que no, en ocasiones se congelan ante el miedo de pagarlo. Son también relativamente fáciles de identificar pues casi siempre están desafiando al estatus quo de la organización y se enfrentan seguido (a veces en una lucha silenciosa) con los “corredores de velocidad” que se sienten amenazados al haber alguien que piensa diferente a ellos y a su mentor.
A pesar de que a algunos, equivocadamente les gusta llamar a quienes optan por este camino “Job Hoppers”, la realidad es que son, también, muy productivos para las empresas para las que trabajan pues, conscientes de que cada paso es importante para seguir adelante en su plan de vida, hacen lo mejor que pueden para cumplir con el trabajo que tienen, llegando incluso con frecuencia a convertirse en los líderes de la organización.

Ninguna opción mejor ni peor que las otras dos. Simplemente diferentes caminos para desarrollar una carrera profesional. Todas, en su manera, productivas para las empresas.
Y todas con su precio que pagar.

La pregunta que queda es: ¿en cuál de las tres queremos estar?

Picture credit: KIVA.DANG

5 comentarios el “De carreras…

  1. Me siento como un híbrido, que de repente se la pasa shlaleando en la oficina y que entiende que hay que hacer un gran esfuerzo para tener éxito. No me encuentro en ningun de los tres, aunque claro el que más me agrada es el tres, le da un sentido al esfuerzo, no solo lo hace por alimentar su ego.

    Gracias Efra, me ahs puesto a pensar en que clase de futuro me toca vivir si es que sigo por el camino que voy. Un abrazo 😀

    • Definitivamente creo que el ego es, junto con el miedo y el «no puedo», el peor asesor de carrera mi querido Alfred! Eso dejémoslo para otros y mejor enfoquémonos en darle un sentido de valor a nuestro trabajo para nuestra vida y la de los demás.
      Abrazo!

      E.

  2. Efrain,

    Recuerdo que tuvimos una platica muy parecida a esto. Lo que veo de positivo en los tres casos es que todos tienen un objetivo. Lo mas dificil en la vida es que la gente se ponga uno.Tener ya un objetivo es un gran paso. Lo que le sigue es el precio. De éste último no sé si los tres estén seguros de él. Creo que sólo el segundo sabe el precio que paga, los demás no lo saben.

    El primero es el que al final de su vida se pregunta porque tiene pocos amigos de verdad, por qué o conoce a sus hijos o su esposa.

    El segundo corre el riesgo de no saber porque está empeñando su libertad, por una estabilidad laboral y de vida que a la larga puede cobrarsela más caro, porque ya no hay forma de regresar el tiempo y hacer lo que le gusta.

    El único que tiene claro el verdadero precio y lo paga es el trecero, él sí sabe lo que «deja de ganar» hoy y sabe que más vale tener una forma de vida que te permita ser feliz. Es el único de los tres que intentará llevar una vida equilibrada desde el princicio, no cuando ya sea demasiado tarde.

    Felicidades por el buen post.

    Saludos,

    Eloy López.

    • Gracias por tus comentarios Eloy!
      Concuerdo contigo, lo más difícil es primero fijarse un objetivo claro, cosa que pocos hacen, pero después de esto, el verdadero reto está en que tan dispuestos estamos en pagar el precio que hay que pagar.

      Un gusto leerte por acá y espero que pronto podamos platicar de nuevo.

      Abrazo

      E.

  3. creo que personalmente el segundo es el que mas me molesta de una manera que no se explicar, pero al final obtiene su resultado que es quedar siempre bien, y también logra que para la empresa sea indispensable su «lealtad», logrando todo el paquete, conozco mucha gente asi, pero como dices, ninguna modalidad es mala, solo es una desicion personal de como vivir en el trabajo

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