Estás cumpliendo 15 o 20 años de carrera profesional. Haz tomado el camino difícil y lleno de esfuerzo, dedicación absoluta e intenso trabajo para ascender en la escalera corporativa hasta ocupar por fin la tan anhelada oficina de la esquina, desde la que dirigirás con grandeza esa importante empresa.
Te haz hecho de coches y casas, viajas a múltiples destinos cada año y en pocas palabras tienes la vida “que muchos querrían”.
O bien usaste los ahorros de tu vida en lanzar ese negocio que tanto deseabas. Ahora eres un empresario, tu propio jefe. Eres quien decide y quien define la agenda, estableces tus horarios y tienes la palabra final porque ahora el jefe eres tú y tienes la vida “que muchos querrían”.
Pero resulta ser que aún sientes un vacío. No importa que tanto hayas logrado hacer y cuantos de tus objetivos hayas cumplido ya, hay algo que simplemente no te deja estar cómodo.
Sientes que has obtenido el éxito equivocado.
Usualmente creemos que es muy fácil determinar quién es exitoso y quién no, pues durante años nos han vendido la idea de que exitoso es quien más dinero, mejor coche y mas grande oficina tiene.
Y mientras que conseguir todas estas cosas no está mal, lo cierto es que no son estas las exclusivas señales de éxito que pensábamos; pues por más que los acumules, pueden dejarte sintiendo un gran vacío.
Y es que, no importa cuanto ganemos, que tan alto sea el título que tenemos o que tan importante creamos que es nuestro trabajo… ¿de qué nos sirve todo ese éxito si es el equivocado, el que otros decidieron que era la medida exacta de logros para nosotros, el que los ideales de otras personas fijaron en nuestra mente?
Como dice Tom Peters: “No hay nada más inútil que hacer con éxito aquello que no necesitábamos hacer”.
Ahora imagínense llegar a la mitad de su vida sabiendo que han logrado todo aquello que otros esperaban de ustedes pero que ¡ustedes no querían exactamente hacer!
Por supuesto que todos queremos tener una situación financiera sólida y estable, pero nuestro enfoque debería de estar en lograrla no solo para llenarnos de gustos y caprichos, sino para contar con los recursos suficientes para poder crear y vivir el nivel, estilo y calidad de vida con que queremos vivir.
Hacerlo no es fácil. Aún tengo que encontrar a alguien que conozca la fórmula secreta para lograrlo y paso gran parte de mi día pensando al respecto.
Y, aunque me siento lejos de saberlo, he encontrado que, por lo menos resulta básico encontrar tu pasión, actuar con un sentido de propósito y establecer un motor económico que permita trabajar en lo que más te apasiona, lo que mejor sabes hacer y que además aporta un valor específico a la vida de otros.
Tal vez esto no te vuelva millonario o quizás lo haga en menos de lo supones, pero sea lo que sea, cuando menos no te dejará sintiendo ese vacío de haber logrado el éxito equivocado.
Como dice Nelson Mandela: “El verdadero éxito, el duradero, se encuentra cuando vemos en quién nos convertimos con el tiempo… si fuimos honestos, valientes y sinceros con nosotros mismos.”
Efra, gracias por tu post. Me anima mucho a seguir adelante en esta carrera en donde bien sabes que existen muchos paradigmas sobre lo que es el » camino correcto «, es un placer ser tu socio, sigamos sumando =)
Sí existen muchos caminos, pero casi todos llegan al mismo punto en el que el éxito es igual a fama y dinero.
Pocos somos quienes estamos aprendiendo (o tratamos al menos) a disfrutar cada día el camino a nuestras metas, ya que tal vez no podamos o sepamos identificar el día en que logremos el éxito, porque tienes razón, tenemos primero que definir qué es para nosotros mismos nuestro éxito.
Disfruto mucho leer tus posts Efrain, creo que sin importar si tienes 15,20 o 5 anios de experiencia es una pregunta que a menudo me hago.. estoy haciendo verdaderamente lo que necesito hacer? Y creo que lo interesante de la vida es la busqueda de respuestas porque en ellas esta el verdadero aprendizaje.. sigamos adelante! =)
Muchas gracias por tu comentario Betty! De acuerdo contigo, jamás hay que dejar de preguntar!
Saludos!
E.