Últimamente he inundado mi cabeza de muchas dudas, preocupaciones y angustia.
Hace muchos años, desde el 2005 aproximadamente, comencé a buscar un cambio, empecé a estudiar, investigar y adoptar nuevas prácticas en mi vida, más espirituales para unos, o intelectuales para otros.
De esta manera fue que hace poco más de tres años, tomé la decisión de dar un importante giro a mi vida para “dedicarme a hacer lo que más me gusta hacer” y así, “ser más feliz”.
Entonces comencé a prepararme, ahorré dinero, me asocie y formé una empresa que, junto con mi socio y algunos colaboradores, empezamos a operar de manera virtual y a distancia.
Pasó el tiempo y fui entendiendo, casi como despertando a una realidad distinta, que darle este giro a mi vida no solo se trataba de hacer lo que más me gusta y mejor se hacer, sino de también hacerlo con un auténtico propósito de servicio a otros a quienes puedes beneficiar haciendo eso que sabes hacer muy bien y tanto disfrutas hacer; y de no solo hacerlo, sino de crear y construir el estilo, el nivel y la calidad de vida que queremos vivir. Es decir, crear una forma de vivir.
Al cabo de un año de haber lanzado formalmente la empresa que co-fundé, llegó el momento en el que creía estar bien preparado y listo para dejar mi “trabajo regular” y dedicarme totalmente a esta organización con la que haría realidad esa forma de vida que tanto anhelaba vivir.
Y en un inicio así fue: tiempo de calidad y en gran cantidad no solo para mi familia sino para mi también. Rendición de cuentas reducida a un par de personas que juntos vamos tomando decisiones sobre el negocio. Y además trabajando haciendo justo lo que tanto me gusta hacer.
Estaba “viviendo mis sueños” dirían por ahí.
¿Y entonces por qué digo hoy que últimamente me encontraba lleno de angustia y dudas? preguntarán algunos.
Es que en efecto me encontraba viviendo un sueño, pero en algún momento de este permití que de nuevo las expectativas, deseos y sueños de otros comenzarán a colarse en mi visión.
Verán, para mi, mis métricas críticas de éxito desde un principio serían:
– La capacidad de dedicar mucho tiempo en cantidad y calidad a mi familia, a nuestra salud y bienestar y a mi desarrollo personal, espiritual y profesional.
– La capacidad de contar con los recursos necesarios para cubrir las necesidades de mi familia, cubrir nuestros gastos, también nuestros gustos y ¿por qué no? hasta ahorrar un poco también.
– Trabajar como coach, conferenciante, autor y facilitador, ayudando e impulsando el desarrollo personal y profesional de otras personas que, como yo, buscan hoy vivir mejor.
Sin embargo, al paso de los meses, otras subjetivas métricas de éxito de otros, comenzaron a nublar mi visión, inundando mi mente de incesantes cuestionamientos sobre lo que he estado haciendo:
– ¿Será suficiente? Soy un empresario. Necesito una gran oficina, un equipo robusto, un salario de varios ceros y muchos lujos y premios también.
– ¿Serán justos? He trabajado mucho por “x” empresa o agrupación ¿pero valorarán lo que he hecho o solo valoraban cual era mi anterior posición en la organización para la que trabajaba?
– ¿Serán parejos los esfuerzos y recursos que inyecta mi socio al proyecto?
– ¿Serán suficientes los recursos que genero hoy para pagar todo lo que tengo que pagar y comprar todos los lujos que creo merecer?
– ¿Será suficiente el éxito que proyecto a los demás, serán suficientes los halagos y los aplausos, será suficiente el respeto y la admiración que obtengo de los demás?
“¿Será suficiente, serán justos, será parejo, será suficiente, serán justos, será parejo, será suficiente, será suficiente, será suficiente?..” preguntas que por los últimos meses han rondado como ave de rapiña a mi mente, esperando el momento en que caiga vencido para llevarme a la desesperación.
Pero fue justo en ese momento previo a la rendición, sientiéndome a punto de perder que, de nuevo casi como si despertara de un sueño, un familiar pensamiento que como hace mucho no lo hacía, cruzó por mi mente otra vez:
¿Y qué si no lo es? ¿Importa más que otros te vean exitoso bajo sus métricas, que te rodees de lujos y halagos, mientras otros compensan con su trabajo el valor que crees que con el tuyo has generado?
¿O importa más el hecho de que hoy vives precisamente como durante tanto tiempo has querido vivir? Haciendo eso que por tanto tiempo soñaste hacer, dedicando tu tiempo a las personas a las que siempre se lo has querido dedicar, ayudando a otros con el trabajo que mejor sabes y más disfruta hacer?
¿Y qué si no tienes los lujos que con otro trabajo, antes pudiste o ahora podrías tener? ¿Pesan más las cuentas de gastos, los viajes en primera, títulos nobiliarios y bonos adicionales ó pesa más saber que has sido capaz de crear y vivir la visión de vida que por años habías querido vivir?
¿Necesitas en verdad un coche último modelo, un traje de marca y una tarjeta dorada en tu cartera?
¿O prefieres una vida próspera, sana y abundante porque tienes lo que necesitas, haces lo que te gusta y pasas tu vida con quien más quieres estar?
¿Qué métrica de éxito prefieres usar?…
… ¿Que si ya lo logre sacar todas mis dudas de mi cabeza?… Nahh… no aún, pero al menos estoy aprendiendo a hacerlo cada día mejor…
Mi Querido Efra. Comprendo perfectamente tu sentir y te aseguro que he pasado por las mismas dudas. Te comento que, en mi caso, suelen ser cíclicas y pueden irse muchos meses y regresar de pronto. Al final, mi conclusión es que estoy haciendo lo correcto y que mi nuevo estilo de vida vale muchísimo más que los sueldos y etiquetas que los empleos pueden darte. Un ejercicio interesante puede ser que le preguntes a tu familia, en especial a tu hija, si les gusta más el Papá de ahora que el de antes.
Si en algo te sirve mi opinión, creo que hoy eres mucho más talentoso, maduro y admirable que el Efraín Corporativo.
Un abrazo
Muchas gracias viejo! En verdad aprecio mucho lo que dices.
Se que has pasada por algo similar y estoy de acuerdo contigo, se trata de crear y vivir una forma o estilo de vida y no solo de crear una carrera corporativa.
Muchas gracias Mr! Y gran abrazo.
E
El camino del emprendurismo es un camino solo para campeones, al principio es muy difícil pero conforme ves ganando terreno llegan los beneficios. Es mucho mas fácil y sencillo trabajar para una empresa que crear un negocio, constancia y calidad son las dos herramientas que te harán llegar a lograr tu sueño.