Limitando alternativas

¿La has sentido? ¿Esa angustiante sensación de no avanzar? ¿Ese sentimiento de estar atrapado en un torbellino que te tiene girando y girando, siempre en movimiento, siempre en acción, pero siempre en la misma posición?

Todos pasamos por ahí, una y otra y otra vez.

Cada vez que queremos algo más, algo nuevo, algo distinto, con frecuencia pasamos por ahí.
Quizás incluso cada noche al irnos a dormir pensando en aquella realidad que tanto añoramos.
Tal vez cada mañana al despertar y darnos cuenta que seguimos en el mismo lugar que la noche anterior pensamos que dejamos atrás.

Y es que nuestra realidad, en la mayoría de los casos, por enorme fortuna no cambia de un momento otro sino tan solo un paso a la vez.

Primero entendiendo donde estamos y decidiendo a dónde queremos ir.
Después comprendiendo con qué contamos para hacerlo, seguido de evaluar que más necesitaremos para llegar.
Y después… después a avanzar, de nuevo, un paso a la vez.
Un día un esfuerzo, una acción clave que nos haga avanzar; y al otro también.

Habrán días, muchos, en los que no nos veamos avanzar. Otros veremos una enorme distancia entre donde estamos y de dónde vinimos.
Medir esa distancia recorrida está bien. Ubicarnos está bien. Perdernos viendo el mapa, midiendo todo lo que falta, no está tan bien. Pero usarlo para afinar nuestra brújula, orientarnos y reajustar nuestra dirección sí que lo está.

La manera en como usemos el mapa, hará toda la diferencia. El uso que le demos a nuestra brújula también. Necesitamos invertir el tiempo en los pasos correctos, realizar cada acción que hagamos con una clara intención.
Debemos aprender a limitar nuestras opciones, con enfoque y atención en eso que queremos lograr.
Pasar demasiado tiempo mirando los distintos caminos y destinos que el mapa ofrece puede aparentar ser atractivo pero solo nos distraerá y atrasará.
Claro, «todos los caminos llegan a Roma», pero también dicen que «si no sabes a dónde quieres llegar, cualquier camino te llevará ahí». Y pocas cosas son tan tristes como invertir todo tu tiempo y energía para llegar a donde jamás quisiste llegar en realidad o peor aún descubrirte, a pesar de todo el tiempo invertido, en el mismo lugar.

Detente, usa tu brújula y haz el esfuerzo. Limita tus alternativas. Decide a qué aventuras, galardones y distracciones dirás que no. Define bien a dónde quieres llegar y se intencional. Enfócate y dedica cada acción y cada paso a avanzar en tu dirección, no en la de los demás.

Los resultados que mañana tendrás serán un resultado directo de cada acción que realices hoy.

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