Vivimos en un momento de la historia en el que las ideas reinan como hace mucho no lo hacían. Ideas vienen y van todos los días. Conceptos, soluciones, herramientas, plataformas y medios nos son presentados un día sí y al otro también prometiendo resolver los grandes retos que enfrentamos en nuestra vida y en nuestro trabajo.
Y cierto es que lo pueden hacer.
Pero cierto es también que, con más frecuencia de lo que quisiéramos admitir, pensamos que tener ideas y ser creativos es solo para algunos cuantos afortunados, pero no para nosotros. Y así nos engañamos o solapamos para eludir la responsabilidad de crear, producir y generar para nosotros mismos y para los demás.
Idear y crear no es tarea de tan solo unos cuentos, ni un privilegio ni un súper poder. Es una competencia que todo ser humano posee y por lo tanto todos tenemos la responsabilidad de usarla para servir, para aportar.
Hace unos días compartía en una conferencia con el equipo global de marketing de Bimbo, precisamente algunas prácticas básicas, recomendadas por grandes pensadores y autores, para idear o liderar equipos en un mundo de ideas.
Prácticas que ahora toca el turno de compartir aquí:
- Entiende bien cuál es el problema que estás buscando solucionar.
En uno de sus artículos más prominentes, el ya fallecido Profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, Clayton M. Christensen, comparte una gran lección: la importancia de comprender qué problema o necesidad están buscando cubrir las personas que están adquiriendo nuestros productos o servicios. En otras, palabras, por qué o para qué nos están contratando.
Christensen realizó un estudio para una cadena de restaurantes de comida rápida que tenía como reto incrementar las ventas de sus malteadas.
Clay y su equipo, en lugar de preguntar cómo podrían mejorar la calidad de estas, preguntaron primero ¿Por qué están comprando malteadas las personas en primer lugar? Con esto en mente pasaron 18 horas en uno de los restaurantes observando en qué momentos los comensales compraban este producto además de checar si iban acompañados, cómo iban vestidos, si las consumían en el lugar o si las compraban para llevar. Descubriendo que prácticamente la mitad de las malteadas eran vendidas ¡antes de las 8 de la mañana! Lo que les llevó a regresar el día siguiente para preguntarle directo a los comensales, qué tarea estaban tratando de cumplir al comprar malteadas a tan temprana hora.
El resultado de la investigación, bien vale la pena escucharlo directo de la voz del gran profesor:
Puedes leer más del gran de Clayton Christensen en uno de sus mejores libros, The innovator’s Dilema. Chécalo aquí.
2. No cierres tu identidad.
En su más reciente libro, Think Again, el psicólogo organizacional y autor de otros libros más, Adam Grant, comparte la importancia de no cerrar nuestro sentido de identidad y explica como, en la psicología se utiliza el término «Identity foreclosure» o «clausura de identidad» para explicar como las personas podemos: «establecer prematuramente nuestro sentido de nosotros mismos, sin la suficiente diligencia necesaria, y cerramos nuestras mentes a otras alternativas de nosotros mismos».
Por eso es que con tanta frecuencia vemos a cientos de profesionales frustrados con la carrera que eligieron cuando a penas eran uno adolescentes, creyendo que el camino que a tan corta edad escogieran sería la eterna realidad con la que tendrían que casarse de por vida.
Y, por lo mismo, y con frecuencia, hacen exactamente lo mismo con el trabajo que eligen.
La Clausura de Identidad, explica Adam, puede, sin duda, detener nuestra evolución como personas, sino nos detenemos frecuentemente a verificar y repensar si el camino que estamos recorriendo es el correcto para nosotros, cosa que puede aterrorizar a más de uno pues piensan que el riesgo de dejar lo que hasta ahora han hecho y logrado, por volver a comenzar en un espacio nuevo que crear.
Pero como dice Adam: «Creo que es mejor perder dos años de progreso que desperdiciar los siguientes veinte».
Si quieres idear y crear tienes que romper con la identidad que te hacer creer que no eres capáz.
Y si quieres aprender más de Adam Grant, checa su libro Think Again, aquí.
3. Enlista, todos los días, los problemas más comunes que podrías solucionar.
Esta es una práctica muy recomendada por Jay Samit en su más reciente libro: Future Proofing YOU.
La recomendación de Jay es que todos los días, durante 30 días, en una tarjeta de cartón (similar a una ficha bibliográfica) enlistemos 3 problemas comunes que nos vengan a la mente. Escribiendo, con detalle, de qué trata el problema, su contexto, origen y consecuencias y después puedas generar y enlistar posibles soluciones para estos problemas.
En lo personal, con algunas de las personas que tengo el privilegio de acompañar como coach, el ejercicio que hemos hecho es tomar una semana para enlistar estos problemas y sus posibles soluciones, para revisitarlos juntos e identificar, primero, cuáles de estos retos y potenciales resolución podrían, con su experiencia y conocimiento resolver y segundo, pero no por eso menos importante, cuáles les emocionaría más trabajar.
4. Jamás dejar de estudiar y prepararnos. Participar en congresos, inscribirnos a cursos, contar con un coach. Invertir en nuestro desarrollo personal pues, como dice mi querido Pablo Hernández O’Hagan, en el episodio 120 de Entre MentorES #DLC: invertir en nuestra educación es la mejor inversión que podemos hacer.
5. Claridad en nuestro propósito, en nuestras prioridades y cómo las ponemos en práctica todos los días.
Como comparto con todas las personas y líderes que me permiten acompañarles como coach, todo avance, toda creación, toda ejecución, toda transformación empieza por tener claridad.
Primero, entender claramente cuál es nuestro sentido de propósito compartido (que no es lo mismo que nuestra identidad), a través de entender cuáles son nuestras más grandes fortalezas y nuestros más profundos y amplios intereses. Y saber cómo podemos poner estos en servicio de los demás. Es decir hacer el trabajo que más amamos hacer, en servicio de quienes más aman nuestro trabajo.

Y así, después, y basados en estos, podamos definir con claridad, por lo tanto, cuáles son las 3 más grandes prioridades u objetivos que queremos realizar para crear las ideas o el plan que queremos realizar. Y con esta claridad definir cuales serán cada uno de nuestros días las 3 acciones más importantes que en las que nos habremos de enfocar e invertir toda nuestra energía.


Como lo explico con la metodología de Los GRANDES 3. Si quieres tomar un programa de coaching al respecto o asistir a uno de los próximos seminarios para aprovechar esta forma de trabajar checa aquí.