El hábito de agradecer.
¿Qué tan agradecido eres?
Y no me refiero nada más a si aprecias o no todo lo bueno que tienes en la vida.
Por supuesto esto es clave, he descubierto y comprobado en los últimos años, para ser más feliz.
El simple hecho de contar todos los días todas las razones por las que debes estar agradecido, te hace, con el tiempo, darte cuenta de lo realmente afortunado que eres y eso en sí, simplemente te hace sentir mucho mejor.
Agradecer cada día al despertar que tenemos un día más para hacer lo mejor que podamos para nuestra vida y la de los demás, agradecer que gozamos de buena salud, agradecer que nuestra familia está sana y segura, agradecer que estamos rodeados de amigos y seres queridos, agradecer que tenemos que levantarnos temprano para ir a trabajar, agradecer que tenemos un hogar, agradecer que estamos vivos, sencillamente nos hace estar mejor.
¿Pero saben que otra forma de agradecimiento nos ayuda a sentirnos mejor también? Cuando le damos las gracias a alguien por lo que hizo por nosotros, cuando le dejamos saber lo mucho que apreciamos su presencia en nuestra vida y el impacto tan grande que en realidad tiene en esta por todo lo que hace, su ayuda, sus lecciones, su apoyo y comprensión.
Decir gracias no es indicación de una buena educación es, más bien, símbolo de un gran corazón.
Dar las gracias es gratis y sin embargo cuando esa palabra sale desde el corazón, vale mucho más que cualquier reconocimiento material.
Dar las gracias con sinceridad es más un hábito personal que una costumbre social, pues se trata de apreciar de verdad lo que hacen los demás. Y como todo hábito, a ser agradecido se aprende, se practica y se adopta como una manera de vivir.
Así que no queda más que preguntarnos cuántas veces damos las gracias de verdad y cuanto más lo habremos de hacer a partir de hoy.
De modo que a todos ustedes por compartir en DLC, gracias, grazie, thank you, merci, danke, obrigado, arigato, spacibo, salamat.
Y el carrusel sigue girando…
Esto sucedió hace algunos años ya: 5 profesionales de la mercadotecnia digital nos encontrábamos reunidos en un obscuro y escondido rincón del área de exhibición del festival creativo que estaba por comenzar; y mientras Dani, Zemog, Calleja y yo, liderados por Miguel Carlderón, calificábamos lo mejor de los pocos trabajos digitales que habían sido inscritos, el resto de los jurados trabajaban en grandes habitaciones calificando a lo mejor de la publicidad.
Dos años más tarde, me encontraba en una reunión a la que asistieron distintos participantes importantes de la industria de la mercadotecnia y la comunicación. Algunos trabajaban desde hacía ya tiempo en medios digitales y otros teníamos tan solo algunos años haciéndolo, pues veníamos del mundo de la mercadotecnia “tradicional”. Y sin embargo, todos nos conocíamos ya. Ya con la mayoría había tenido la oportunidad de colaborar, solo que esta vez algo se notaba diferente: el carrusel de la industria había girado nuevamente y, como sucede casi casi en ciclos perfectamente definidos, todos habíamos cambiado de lugar; quienes trabajaban para la empresa A ahora lo hacían para la C y los que estábamos en la organización B, ya trabajábamos para la A.
Todos viejos conocidos, haciendo cosas “nuevas”, pero prácticamente ni un solo rostro nuevo alrededor.
Y así, casi al mismo tiempo algunas caras nuevas comenzaron a surgir; empresas y operaciones independientes, desarrolladores de sitios y tecnología empezaron a ofrecer los servicios de marketing interactivo que las grandes agencias y anunciantes por tanto tiempo habían ignorado ya.Gente brillante, excelente para desarrollar y producir más no para hacer mercadotecnia y publicidad.
Pasó el tiempo y pude ver como la rueda giraba otra vez y como muchos de esos viejos y ahora también nuevos amigos intercambiaban una vez más su lugar.
Durante un par de años la industria giró y giró, casi como si quisiera que la fuerza centrífuga de sus giros la hiciera crecer, olvidando que justo como cuando hacemos girar un removedor en leche, lo único que crece es la ilusión de las burbujas de aire y nada más.
Cada vez más de esos amigos iban cayendo en la opresiva persecución de la cuota anual o trimestral.
Excelentes directores creativos ahora parecían directores de finanzas, los desarrolladores que tanto comenzaron a aportar ahora comenzaban solo a querer cobrar. Y así también, quienes tanto promovían y navegaban con la bandera de la formación, la dejaban tirada por perseguir su bono anual.
Y por unos años funcionó. La industria creció. Tan solo un par de puntos porcentuales que inflaron las burbujas, pero creció.
Y hoy el carrusel está nuevamente a punto de girar. No conozco una sola organización, anunciante, medio o agencia que no tenga grandes objetivos de crecimiento en el corto, mediano y largo plazo y que no estén teniendo problemas reclutando el talento que requieren para hacerlo.
Reclutarlo digo porque prácticamente nadie quiso darle el peso debido a la formación de su personal actual. Todos se ocuparon de vender y cobrar y nunca de desarrollar. Tanto así que incluso hace poco alguien me replicó: “No me importa entrenar a nadie si no me compran a mi”.
Y ahora, que tanto medios como agencias y anunciantes requieren de un equipo mejor preparado para enfrentar la realidad del mercado actual nos damos cuenta de que nuestros equipos aún manejan los mismos paradigmas de hace años. Al grado que incluso algunos de quienes trabajan del lado de los medios “innovadores” trabajan bajo la caduca idea de que alguien tiene que perder para que ellos puedan ganar.
Y no se limita esto a los medios nada más. Muchas veces he escuchado ya a distintas agencias decir que no quieren entrenar a nadie pues no vaya a ser que la competencia se los vaya a llevar…
Así que el problema ahí está, el talento de la gente que se quiere preparar y entrenar también y solo hace falta de abramos los ojos y comencemos a desarrollar el talento de la la gente que durante años ha estado aquí esperando a que la queramos impulsar.
Haz algo diferente en tu plan de trabajo anual.
Un poco tarde en el año a decir verdad, pero lo estarás haciendo de cualquier manera.
Y si en tu empresa trabajan de manera similar con respecto a sus procesos de planeación, seguramente estarán revisando los reportes de ventas, los balances de resultados, los éxitos logrados y los que se quedan pendientes para el próximo año.
Y finalmente estarás definiendo los objetivos y métricas de éxito para el 2010.
Solo que este año puedes hacer algo diferente.
Este año en lugar de plantear un plan de negocios fríamente calculado para ver cuánto dinero puedes obtener de cada uno de tus clientes basado en proyecciones tan típicas como el tamaño de la industria, su crecimiento anual y por lo tanto qué porción del pastel que crees que te debe corresponder y hacer cálculos tan absurdos como:
“Si de la industria A, el valor de inversión total se divide en 70% xx y 30% YY y de YY el 50% es de ZZ, como yo soy Z entonces me tienen que dar 15% del total de la inversión de la industria.”
Para que luego de un tiempo plantees preguntas tan sin sentido como: “por qué el cliente no me quiere comprar, si me tiene que dar el 15% de su inversión?”, seguido por frases tan absurdas como “es que seguro no entiende mi producto” o peor aún “el cliente es un verdadero idiota porque no acepta que mí producto es el mejor de todos y no lo quiere comprar”.
Pensar así es venir de un modo de escasez, carencia y egoísmo. Y de eso, ya hay mucho en el mundo.
Este año tu planteamiento puede ser mucho más enriquecedor. Este año puedes mejor plantearte que vas a hacer para entender mejor las necesidades de tu industria, de tus clientes y de tus socios también. Puedes responderte qué es lo que vas a hacer para que asegurarte de darles tú, una mucho mejor solución. Cómo harás para agregar un verdadero valor a la vida de los demás; y por supuesto que ingresos tendrás para poder sostener tu operación de manera rentable, pero no para enriquecer a unos cuantos nada más, sino para mantener a tu organización viva, productiva, colaborativa y aportando a tu vida y a la de los demás.
Idealista, inocente? Sí, tal vez. Pero quizás es justo eso lo que hace mucha falta en el mundo hoy. Más idealistas e inocentes que en lugar de pensar en cómo consumir los recursos del de al lado, piensen en como juntos pueden crear más recursos para ellos y para los demás.
Lo bueno, lo no tanto y lo que esperamos de los próximos Effie en México.
Esta semana tuve la oportunidad de asistir a la entrega de los premios Effie México 2009, celebrados por la Asociación Mexicana de Agencias de Publicidad (AMAP) y que durante los últimos diez años ha premiado a las más destacadas, pero sobre todo efectivas, campañas de publicidad en nuestro país.
- Además de la gran convocatoria. Impresionante ver reunidos en un solo lugar a los principales realizadores de prácticamente toda la comunicación comercial que vemos todos los días en México. Directores creativos, Gerentes de Marca, Directores de cuenta y Directores de Mercadotecnia y otros tantos reunidos para conocer y, en algunos casos, recibir el reconocimiento por su esfuerzo y dedicación a estas disciplinas.
- Por supuesto la oportunidad de ver a muchos viejos y nuevos amigos y saber que la mayoría de ellos estaban ahí pues sus campañas estaban nominadas a ganar.
- Por otro lado, la noticias de la próxima publicación de un libro conmemorativo de los 10 años de Effie en México, que contendrá los casos que durante todo este tiempo han recibido un Effie de oro.
- Ver como el evento cada año tiene una mejor producción y se vuelve más atractivo para todos los que vivimos de la industria de la publicidad en nuestro país.
- El espíritu de competencia que parece haber rebasado por mucho al de colaboración e integración de una sola industria.
Siendo totalmente sincero me pareció un tanto raro ver como todo los asistentes se agrupaban en mesas solamente conformados por los miembros de una sola agencia y como solo aplaudían a la nominación o entrega de un premio para su propia organización, pero jamás para los demás.
¿Qué no estábamos todos ahí para celebrar lo mejor de las campañas de publicidad, aún cuando las más destacadas no fueran las propias? - De 31 premios entregados en la noche, solamente dos casos mostraron tener un fuerte componente de marketing digital, solo uno de estos ganó y ganó un plata.
Lo cual habla del desentendimiento que sigue existiendo dentro de la industria por realmente impulsar esta disciplina, no como una emergente o una moda especial por la que tenemos que estar, sino porque es una realidad que se trata de una evolución clara en la manera de hacer comunicación.
Lo que esperamos del próximo año:
- A decir verdad, no quisiera ver un premio especial a las mejores campañas digitales.
Esto sería un gran error que ya muchos hemos cometido en el pasado y del que hemos aprendido.
En su lugar, en lo personal, quisiera ver un testimonio de la integración de las campañas, ya no solo con los medios digitales tradicionales, ni con los medios sociales o los motores de búsqueda y plataformas de rich media; sino con una integración de prácticas de medición off-line con las herramientas de web analytics. - Una industria más integrada, más cercana, con menos ganas de ganar y más ganas de aportar.
¿Y ustedes qué esperan para los Effie del próximo año?
Ayúdame a entrevistar a un importante líder de opinión del Marketing Digital
He de confesarlo, soy muy afortunado. La profesión a la que me dedico me ha permitido conocer y aprender de mucha gente talentosa, experimentada e interesante; y a veces algunas de esas personas con las que he podido interactuar resultan ser importantes líderes de opinión que han ayudado a formar y transformar la industria del marketing digital a nivel mundial.
¡Y el próximo jueves, esta oportunidad se repetirá una vez más!
Así es, este jueves 18 de Junio conoceré y entrevistaré personalmente a uno de los principales influenciadores del marketing on-line hoy día y en esta ocasión quiero compartirlo con mis amigos, no solo porque publicaré el video de la entrevista aquí y en Mekate.com, sino porque ahora les pediré que me ayuden a hacer la entrevista también.
¿De quién estoy hablando? Eso no se los diré, pero si quieren ayudarme a entrevistar a una gran presonalidad, sigan leyendo.
Es muy sencillo. Todos tenemos siempre preguntas que quisiéramos hacer pero no siempre tenemos la oportunidad de hacerlas, así que llena la siguiente forma y dime qué quieres que le pregunte a este experto.
Las 5 preguntas más interesantes las incluiré en la entrevista dándole crédito a la persona que la envío.
¡Pero no es todo! ¿Quieres acompañarme a la entrevista?
Si vives en la Ciudad de México (o puedes venir fácilmente y por tu cuenta) y te dedicas a la publicidad y mercadotecnia digital, dime a quién crees que voy a entrevistar.
La primera persona que me diga de quién estoy hablando y me envíe su biografía y títulos de los libros que ha publicado, lo invitaré a acompañarme a la entrevista…claro, no todo es gratis…si ganas, tendrás que ayudarme y manejar la cámara para grabar. 🙂 (Obvio, si ya te conté de quien se trata ¡No vale!)
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Liderear vs gerenciar
Nota: como habrán constatado en anteriores entradas publicadas aquí, en De lo Cotidiano, siempre he creído en la absoluta importancia de asumirnos como líderes y desarrollar nuestras principales fortalezas y habilidades, sin embargo, esta entrada la escribo no solo pensando en esto, sino inspirado por el concepto de Tribus de Seth Godin (si pueden obtener el libro del mismo título, no dejen pasar la oportunidad de leerlo).
¿Estás en verdad liderando talento o solo gerenciando recursos?
Lo pregunto pues en alguna ocasión alguien me dijo: “Un manager (gerente) maneja los proyectos, los retos, los problemas, los recursos. Por eso es un manager, porque maneja”. ..Pues sí, y un director, dirige, y un ejecutivo ejecuta. Entonces, ¿Cuál es la diferencia entre un simple gerente, director, ejecutivo y un líder? Simple y enorme.
Si gerencias o manejas recursos, impones tu visión o la del estatus quo que estás representando, de lo que hay que hacer y de cómo hay que hacerlo; restándole valor absoluto a la aportación de los miembros de tu staff. No cedes ni un centímetro más de lo mínimo indispensable para que tus empleados accionen las palancas que tú les has indicado que usen para cumplir con una lista determinada de tareas con las que asumes lograran que tu organización prospere.
Sin embargo, el problema con esta visión es que el estatus quo es así, “ideal” porque no cambia, se mantiene fijo y por lo tanto no crece, no evoluciona, se queda estancado y, por mucho que lo intentes sostener, tarde o temprano se cae.
Este es el modelo que a tantas compañías, incluso a algunas que se auto declaran innovadoras, les está costando tan caro, no solo respecto al incremento de sus costos y decremento de sus ingresos, pero sobre todo respecto a la retención de talento en la organización, pues no comparten una visión basada en valores, principios y objetivos con los que otros se pueden identificar y comprometer; de modo que la única manera de lograr que los demás lleven a cabo sus instrucciones es con la caduca práctica de la zanahoria y el palo, y más pronto que tarde hasta el empleado más apático se cansa de este modelo y busca como seguir adelante con su vida.
Por otro lado, si desistes en querer administrar a las personas como un activo más de tu organización y te enfocas en definir una misión digna, en compartir claramente la visión de tu organización y en convertirte en un catalizador del talento de quienes integran tu equipo, además de convertirte en un líder que potencializa las fortalezas y habilidades de sus compañeros, transformarás a tu empresa en un magneto de líderes; en una tribu de personas talentosas cada una ejerciendo y maximizando sus propias fortalezas y habilidades, colaborando y contribuyendo con tu organización.
Las organizaciones que saben que el verdadero valor de su empresa está en su gente, en su tribu;es decir, en sus colaboradores (empleados) y contribuyentes (clientes y proveedores), son las que hoy llevan ventaja y no están perdiendo su lugar en el mercado.
Los líderes de estas compañías saben que el éxito no está en una única fórmula secreta ni en un procedimiento metodológico estudiado ni en establecer incentivos a clientes, proveedores y empleados; sino en crear una tribu de gente con valores, principios e intereses tan alineados con los de su grupo que no repararán en traer a la mesa de trabajo sus fortalezas, conocimientos, experiencia, habilidades, compromiso y a los miembros de sus otras tribus también.